Busca primero el reino de Dios (Mt 6, 26-33)
Nuevamente volvemos a encontrarnos, en esta meditación vamos a orar partiendo de la lectura del Evangelio según San Mateo capítulo 6, versículos del 26 al 33, en la que él mismo nos recomienda buscar primero el reino de Dios y su justicia, que todo lo demás se nos dará por añadidura. «Dios conoce nuestras necesidades y proveerá para suplirlas» (Luc. 12:30,31), «Dios recompensará todo nuestro esfuerzo y abnegación» (Luc. 18:29)
Oración a Dios Espíritu Santo
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano. Ven, Espíritu de amor y de paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Lectura: Mt 6, 26-33
26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? 28 ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. 29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. 30 Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! 31 No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?». 32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. 33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. Palabra del Señor
26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? 28 ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. 29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. 30 Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! 31 No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?». 32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. 33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. Palabra del Señor
Mensaje de consolación
Había una vez un Maestro Religioso que viajaba junto con su discípulo y al caer la noche decidieron quedarse en un pueblo que estaba cerca. Al llegar una familia les abrió las puertas de su casa, entraron y les sirvieron de cenar leche y queso. Al día siguiente ya para partir y continuar con el viaje, se preparaban para el desayuno, y les sirven leche y queso. Ya al salir de ahí el Maestro le dice a su discípulo —Matales la vaca, El discípulo dijo: —¿Qué?, pero si es lo único que tienen para comer, no tiene más esta familia solo su vaca. Viven de la leche, hacen su queso, como les voy a matar la vaca si es lo único que tienen. El Maestro nuevamente le dijo: —Matales la vaca. El discípulo estaba completamente descolocado y cumplió la orden del maestro, salió de ahí y le mato a esa familia su único sostén de vida.
Pasó el tiempo y al cabo de unos años, el Maestro pasó por ahí con su discípulo y le dice: —Vamos a visitar a esa familia de la otra vez. Se van acercando y a lo lejos ven la casa llena de muchas viñas, había viñas por todas partes, por todos los alrededores de la casa. Van entrando y el Maestro les pregunta: —¿Cómo están? Y el hombre de la casa le dice: —Mire Maestro cuando Usted vino, apenas se fue, que se nos muere la vaca, el discípulo escondido, desde luego, y el Maestro les preguntó: —Y ¿Qué hicieron? el hombre respondió: —Estuvimos un mes con depresión. Decía el hombre que estuvieron un tiempo en depresión y es normal después de que te matan tu vaca, porque «cada uno tiene su vaca, no solamente de dónde sacamos nuestra nutrición material, si no también nuestra nutrición afectiva». Y continúa hablando el hombre y dice: —estuvimos deprimidos, después empezamos a buscar un culpable, y veíamos la vaca del vecino y queríamos matarle la vaca al vecino. Y sí, frente a la perdida de tu vaca, puedes optar por la depresión, optar por matar, destruir la vaca del otro, o robársela. Pero al final dice el hombre: —Pero sabe una cosa Maestro, decidimos empezar algo nuevo y se nos ocurrió plantar viñas y nos ha ido muy bien.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? que a lo largo de nuestra vida iremos perdiendo muchas vacas. No caigas en la depresión. Si no te resulta con la viña, planta frijol, y si tampoco te resulta, sigue intentando con otra cosa, no te canses. Al final Dios nos dará la fuerza para seguirlo buscando a Él primero.
Porque el buscar y conocer el reino de Dios es conocer una nueva dimensión de Dios y su justicia. El creyente que busca el reino de Dios, recibirá de él todos sus beneficios. Su familia se verá fortalecida y Satanás no podrá con ellos. Busca el reino de Dios y su justicia y Dios añadirá todo aquello que nos hace falta.
¡Consuela a Mi Pueblo! Reflexiones
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