¡Me amó y se entregó por mí! (Ga 2, 20)

Este versículo escrito por San Pablo Apóstol que está en la carta a los Gálatas en el capítulo 2, versículo 20, dice:

Lectura: Ga 2, 20
Esta vida en la carne la vivo en la fe en el hijo de Dios que me amó y se entregó por mí.

Mensaje de consolación
Ahora vamos a poner atención en la siguiente historia que nos ayudará a comprender esta frase del Apóstol: «Esta vida en la carne la vivo en la fe en el hijo de Dios que me amó y se entregó por mí».
Había una vez una Señora que se fue con su niño a vivir a Estados Unidos, pero este niño tenía siempre vergüenza de las manos de su mamá, porque eran unas manos sucias, con llagas una cosa muy fea y desde pequeñito el niño le decía: —Voy a invitar a mis amigos a la casa, pero escóndete las manos, porque dan miedo, no sea que se asusten y se vayan; así que la Señora escondía sus manitas, y venían los amigos a jugar.

El niño fue creciendo y ya se creía todo un ciudadano americano, ya traía a los amigos a la casa y decía: —Mamá van a venir mis amigos, pero por favor escóndete esas manos porque me da vergüenza, que van a decir mis amigos, una Señora ahí con las manos que parece que estuvieran sucias, todas feas… y la señora escondía sus manitas para que su hijo no sintiera vergüenza de ella. Paso el tiempo y el “American Citizen” tuvo novia y peor aún, porque la novia si era americana, así que más vergüenza le daba, y decía: —Mamá va a venir mi novia pero por favor ponte unos guantes o has lo que sea, yo no quiero que mi novia te vea con esas manos que con el tiempo parecen, no sé, a mí me da un asco tremendo. El hijo comía ya con asco, en fin llega la novia y la Mamá con las manitas escondidas, hasta que el hijo se recibió de Ingeniero en la Universidad y existía una tradición en la Universidad, donde el título te lo entrega el padre o la madre y el hijo le dice: —Mamá el título me lo va a entregar la Mamá de mi novia porque, que van a decir todos “Ingeniero y miren la madre que tiene” con esas manos me da vergüenza. Y fue así la señora escondiendo sus manitas fue a la ceremonia de su hijo y la Mamá de la novia le entrego el diploma.

Con el tiempo ya el hijo se fue de casa, la viejita no lo volvió a ver más sino hasta que se enfermó, entonces estaba la mamá más o menos grave en el hospital. El Tío llama por teléfono al hijo y le dice: —Tú Mamá esta grave en el hospital y quiere verte. El hijo no sabía que hacer —Iré a verla, llevare a mis hijos, la verán, no la verán…, al final llegan todos al hospital y antes de abrir la puerta del cuarto, el hijo le dice a su mujer: —Es que para los niños puede ser un trauma, las manos son muy impresionantes, va a ser muy fuerte para los niños. Y el Tío, un Señor ya grande que era hermano de la Mamá le dice: —Hijo venga para acá, —¿qué quiere tío? —dijo—, —usted le ha preguntado a su Mamá ¿por qué tiene las manos así? —le pregunto el tío, —No, —le contestó. —Pues mire hijo, cuando nosotros éramos pobres haya en América y que vivíamos en el rancho, para poder cocinar su Mamá hacía leña “fuego”, y usted muy pequeñito se cayó al fuego y su Mamá casi se quema entera por sacarlo a usted, por eso tiene esas manos así, porque ella lo saco del fuego. Entonces el hijo entra al cuarto y la viejita cuando lo ve entrar esconde sus manitas y el hijo se arrodilla y le dice: —Mi viejita déjame ver tus manos. Y la viejita temblando saca sus manitas, pero el hijo se las comienza a besar.

Cuando San Pablo escribe: «Jesús me amó» él estaba pensando cuando Jesús se tiro al fuego por salvarte a ti y a mí, y quedo marcado, tan marcado quedo que no parecía hombre, desfigurado, como a esa Mamá le quedaron sus manos así el Señor quedo para siempre marcado por nuestra humanidad, se tiro a la muerte por nosotros, por ti.

Dice Pablo: «Esta vida en la carne la vivo en la fe en el hijo de Dios que me amó y se entregó por mí». Esta es la conquista más grande que tuvo San Pablo, y es también la conquista más grande que tuvo ese hombre ingeniero el haber descubierto las manos de su madre (su significado).

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