Que se amen unos a otros, como yo los amo (Jn 15, 9-12)

En esta ocasión nos preparamos para orar con la biblia en Juan 15, 9:12 haz tu oración meditando sobre el texto y piensa ¿cuál fue el mensaje que te cautivó de manera especial? ¿Cómo vas a responder en tu vida diaria a lo que te dijo Jesús en tu oración? Mientras lo haces te compartiré mi reflexión.

Oración a Dios Espíritu Santo
Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y el Amor de mi corazón. Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones. ¡Oh Espíritu Santo! para gloria Dios Padre. Amén.

Lectura: Jn 15, 9-12
9 Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Pero sólo permanecerán en mi amor, si ponen en práctica mis mandamientos, lo mismo que yo he puesto en práctica los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho todo esto para que participen de mi alegría, y su alegría sea completa. 12 Mi mandamiento es éste: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Palabra del Señor

Mensaje de consolación
Había una vez un matrimonio que tenía dos hijos pequeñitos, un niño y una niña, y era el día de San Valentín, el Señor de la casa cuando salió de trabajar se desvió para comprarle un regalo a su esposa, llega el Señor a la casa con una caja enorme. La Señora y los niños se emocionaron tanto al ver que aquel regalo era un enorme televisor de pantalla plana. Era el televisor más caro y el que más funciones tenía en ese entonces. Finalmente colocan el televisor sostenido por una base muy pequeñita sobre una mesa de la sala; y al siguiente día, después de clases, al llegar los niños a casa, encienden la televisión y pusieron en seguida el canal de música, cantaban, bailaban, y se giraban, en eso la mamá lo ve que están dándose vueltas muy cerca del televisor y preocupada les dice —No bailen cerca del televisor, tengan mucho cuidado porque no saben todo lo que le costó a su Papá comprarlo—, y el niño obedeciendo a su mamá se queda quieto sentado en el sofá, mientras que la niña no dejaba de bailar y saltar, hasta que en un giro golpea el televisor con el brazo y el aparato se cae con gran fuerza rompiéndose en pedazos. La Señora estaba en la cocina preparando la comida y que se asoma y ve el televisor en el suelo hecho trizas; Imagínate la música de la película de tiburón “chan, chan, chan, chan, chan, chan” por un momento entro en shoc, pero al ver el televisor en el suelo, se quita la chancla y agarra a la niña, cuando de pronto se oye una voz que dice: —Mami fui Yo— la Señora —¿Fuiste tú? entonces, te encierras en tu cuarto y no salgas, no vas a cenar de la comida que le he preparado a tu Papá—. Llega el Señor recibe la endeudada noticia y se sientan a cenar, limpian se van a dormir, y ya en la noche la niña se levanta, y se mete al cuarto de su hermanito que todavía estaba despierto y le dice —Vine a darte las gracias por evitar que Mamá me pegara— le da un beso y le da algo de comer. Ellos seguían conversando mientras que detrás de la puerta estaba la Señora escuchando, y entonces ella nos dice: —Creíste que no me dí cuenta que fue ella. Yo vi que fue ella pero no hice nada, porque prefiero que en mi casa haya amor en vez de justicia—

Cuando permanecemos en el amor de Dios, alcanzamos la felicidad, que no es fácil, por supuesto que cuesta, todo requiere un esfuerzo, y para lograrlo es necesario mantener una actitud servicial, generosa y honesta en la casa, con los amigos, en el trabajo, hacia los demás. Hay que creer en el poder de la benevolencia más que en la agresividad, en la cooperación más que en la competitividad, amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.

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