¡Ay! ¿Quién podrá sanarme? V. 6
La unión suprema e inefable del alma con Dios es el punto central de la mística, está unión la ciencia no la comprende y la experiencia no la sabe explicar; por lo tanto, es momento del poema y San Juan de La Cruz recurre a la poesía. La poesía ha sido la mística de todos los tiempos, los intentos descriptivos de los momentos de unión con el amor verdadero, pero la poesía aún la más alta no puede dar más que la sombra de una luz.
Oración a Dios Espíritu Santo
Dios Espíritu Santo, Espíritu de luz y amor, te consagro mi entendimiento, mi corazón, mi voluntad y todo mi ser, en el tiempo y en la eternidad. Que mi entendimiento este siempre sumiso a tus divinas inspiraciones y enseñanzas de la doctrina de la Iglesia católica que tu guías infaliblemente. Que mi corazón se inflame siempre en amor de Dios y del prójimo. Que mi voluntad este siempre conforme a tu divina voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Cántico (Verso 6)
Nada puede saciarme, nada puede sanarme, nada me satisface, date todo entero a mi alma y hazme capas de recibirte: ¡Ay!, ¿Quién podrá sanarme? ¡Ay! ¿Quién podrá sanarme? Acaba de entregarte ya de veras; no quieras enviarme más mensajero que no saben decirme lo que yo quiero.
Mensaje de Consolación
Cuando estamos viviendo un tiempo difícil, dice el Profeta Jeremías que debemos tener cuidado de no impacientarnos, porque después pecamos hablando mal. Y es que el diablo nos mete ideas que no son de Dios, por ejemplo hay gente que dice: —Ya me voy a morir, —Ya no me voy a curar, —No puedo porque ya estoy muy viejo, —Ni modo ya me toco, y un montón de palabras mortíferas que nos meten en la cabeza. Pero una vez Dios le dijo a Moisés: —Vas a hacer una serpiente de bronce para ponerla sobre un estandarte que curará de las mordeduras de las serpientes a todo el pueblo (cf. Núm. 21:4-9) y toda la enfermedad desaparecía de inmediato, eso lo hizo Dios como una profecía de Cristo crucificado. Así mismo Jesús, cuando el viejo Nicodemo va a visitarlo de noche (Juan 3:14-15), Jesús le dice: —Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.
En medio del sufrimiento nosotros solemos desesperarnos; por eso siempre es bueno tener un crucifijo cerca «…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios» (Hebreos 12:2). Si tú te abrazas a la cruz del Señor en una humilde confesión, quedarás limpio. Dice el apóstol Santiago: —Humíllense frente al Señor y el diablo huira de ustedes.
El diablo se las arregla muy bien para retrasar nuestro paso, lo que debemos hacer a un lado es la vergüenza y presentarle a Jesús nuestras enfermedades, acerquémonos a la cruz de Cristo con nuestra enfermedad. Al acercarnos a la cruz pueden ocurrir dos cosas, una es que si esa enfermedad no nos conviene, Jesús te sanará de inmediato; pero si esa enfermedad te conviene Él la llevara contigo.
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