La puso contento sobre sus hombros (Lc 15, 5)
En esta parábola de la oveja perdida, el evangelista presenta a un Dios siempre lleno de alegría, principalmente cuando perdona. En la parábola del Buen Pastor encontramos el corazón del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se exhibe como la fuerza que todo conquista, que colma de amor el corazón y que consuela con el perdón, aun cuando sientes que te hace falta más fe.
Lectura: Lc 15, 5
5 Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,… Palabra del Señor
Mensaje de consolación
Hablando de Jesús el Buen Pastor, nos dice que hay dos elementos, el primero es el lobo, y qué hace el lobo con las ovejas, pues se las come (es el diablo); el segundo es el asalariado, que no es dueño de las ovejas y por lo tanto no las quiere, porque lo que quiere es el sueldo y si no recibe el sueldo deja a la oveja a su suerte; y todas esas heridas interiores, sufrimientos, es porque hemos estado en manos de asalariados, «de personas que te amaban buscando algo y cuando no lo consiguen te rompen el corazón», te dejan tirado al borde del camino. Pero Jesús nos dice que el Buen Pastor da la vida por sus ovejas, Jesús da la vida por ti y por mí al morir en la cruz.
Todos necesitamos pertenecer a alguien, que bueno es cuando uno le pertenece a alguien que lo cuida, que lo mima, que lo protege, tu y yo tenemos a Jesús. Jesús dice: —Mis ovejas…, son mías, me conocen y yo las conozco, ellas conocen mi voz y me escuchan. No es lo mismo oír que escuchar, debemos oír con el tímpano y escuchar con el corazón, aunque suene ridículo, así tiene que ser, por ejemplo oímos a Jesús cuando nos dice: —Al que te pegue en una mejilla ofrécele también la otra. ¿Vivimos eso? claro que no, oímos pero no escuchamos. Jesús dice que somos sus ovejas si lo escuchamos, y escuchar significa tener un oído atento, que oye y obedece como el de la Virgen María; los pastores de Israel no van detrás de las ovejas empujándolas, van delante y tienen un silbido que las ovejas lo reconocen y que cuando él silba las ovejas se van todas detrás de él, así hace Jesús y su silbido es la Palabra de Dios.
—La carga sobre sus hombros, lleno de alegría,… Yo me acuerdo cuando de niño que me cansaba de caminar, mi papá me cargaba y me ponía en sus hombros, eso me gustaba porque veía todo desde bien alto, además de jugar con mi papá e imaginar que iba arriba de un gigante. Jesús te pone sobre sus hombros, ese es el Espíritu Santo que te levanta para que tú camines con pies de ciervo en lugares altos y te trae al redil y te perdona.
Dios se alegra cuando volvemos a Él, Dios nos ama inmensamente, somos para Dios algo muy valioso. David se enfrentó a un oso y mató un león defendiendo a sus ovejas, a nosotros Dios nos defiende del enemigo (del diablo). A que vas a buscar una bruja a que te defienda, que te va a defender una bruja, nada solo te va a dejar en la calle. —No, pero vuelan, y el pacto que hacen con el diablo. Si vuelan o no, a ti y a mí nos defiende el Buen Pastor, Él mira a su oveja afligida y la recoge, Él conoce todas las enfermedades y la detecta con solo mirar a su oveja a los ojos, tal vez los médicos no han dado con la enfermedad que tú tienes, pero Él si la sabe y que no hará el Buen Pastor por curar a su ovejita. Así que cuando hay pecado, Él te busca y cuando hay enfermedad, Él te sana. Él es tu Buen Pastor, el que al encontrarte, te carga sobre sus hombros, lleno de alegría.
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